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Cada año, aproximadamente el 9,5 por ciento de la población estadounidense sufre de depresión. La depresión es una enfermedad grave que afecta la vida cotidiana y destruye a las familias. Es un trastorno que controla la mente y sus funciones, causando pérdida de apetito, insomnio, cambios de humor y un profundo sentimiento de desesperación.

Los síntomas de la depresión son variados y la severidad cambia con el tiempo. Y, según los expertos, la depresión puede ser un trastorno hereditario o ser causado por enfermedades que amenazan la vida o estrés. Otras causas son ciertas enfermedades, medicamentos, drogas, alcohol o enfermedades mentales. Se considera que las mujeres experimentan depresión más que los hombres y esto se atribuye a cambios hormonales, cambios en el ciclo menstrual, embarazo, aborto espontáneo, pre-menopausia y posmenopausia.

 Los síntomas comunes son:

  1. Una tristeza inquebrantable, ansiedad o sentimientos de vacío.
  2. Abrumadora desesperanza acompañada de sentimientos pesimistas.
  3. Culpa extrema, sentimientos de impotencia, y ningún sentido de la autoestima.
  4. Pérdida de energía, disminución del metabolismo y de los niveles de actividad. Estar plagado de fatiga constante.
  5. Una sensación de impotencia junto con una creciente incapacidad para concentrarse e indecisión.
  6. Pérdida del sueño profundo y desarrollo de insomnio extremo.
  7. Inexplicable pérdida de peso o aumento de peso, desencadenado por la pérdida de apetito o por atracones de comida.
  8. Ideas e inclinaciones suicidas.
  9. Irritabilidad, mal genio e inquietud.
  10. Aflicciones físicas tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico sin ninguna razón en particular.

Si experimentas alguno de los síntomas anteriores junto con un cambio marcado en el comportamiento, consulta a tu médico. Él te dará un examen completo para descartar las causas físicas de la depresión, así como cualquier problema médico subyacente. Luego, si es necesario, te recomendará que consultes a un psiquiatra o psicólogo.

Toma al toro por los cuernos y trata de borrar la negatividad de tu mente. Recorta los sentimientos de agotamiento, inutilidad y desesperanza. Cambia tu vida fijándote algunas metas. Intenta relajarte, medita y disfruta de la música. Comienza nuevas actividades que absorban tu tiempo e intereses.

Ayuda mucho salir y conocer gente y participar en actividades grupales. Evita la compañía de personas negativas. Decídete a disfrutar de una película, un juego de pelota, una salida familiar, un picnic o una caminata. Sé positivo, seguro de ti mismo y ten fe en ti mismo. La fe es en sí misma una gran sanadora. Decide cambiar tu mundo para mejorar.

Sin embargo, sigue los consejos del médico. El tratamiento puede incluir: medicamentos antidepresivos, psicoterapia, así como cambios en el estilo de vida. En casos extremos se prescribe terapia electro-convulsiva o terapia de luz. Si tu depresión aumenta o si es suicida, busca la ayuda de tu médico de cabecera o del proveedor de atención médica. Llama a un departamento de salud local, a un centro comunitario de salud mental, a un hospital o a una clínica. Alguien te extenderá una mano de ayuda y te hablará sobre la crisis.